Una de las “excusas” más utilizadas cuando queremos terminar una relación en la cual no nos sentimos bien, es la famosa frase “No eres tu. Soy yo”.
Nada más lejos de la realidad.
Lo que pasa es que uno piensa que hace menos daño, y que es más diplomático decir
“No eres tu, soy yo”, que decir “Ya no te amo”, “Ya no te quiero”, “Ya no me das nota”.
Algunas variantes pueden ser:
“Eres un(a) chico(a) espectacular, pero mereces a alguien mejor que yo”.
“Eres un(a) chico(a) espectacular, pero mereces a alguien que te quiera como tu me quieres”.
“Eres un(a) chico(a) espectacular, pero mereces a alguien mejor que yo”.
Pero en realidad si eres tu.
En realidad es eso.
Ya no me das nota.
Porque te dejé de amar.
Porque te dejé de querer.
Porque ya no me gusta estar contigo.
Porque prefiero estar haciendo otra cosa que estar contigo.
Porque prefiero estar solo(a) que estar contigo.
Otra frase que se suele utilizar es “estoy traumatizad@ por mi última relación”.
La única verdad es que cuando hay amor, no hay excusas posibles. No importa la edad, la condición social, la ubicación geográfica, la religión, la filiación política, y hoy en día ni siquiera el sexo.
Si nos encontramos a la persona que creemos que es la “indicada”, pues no importa lo demás. No importa que sufrimos en nuestra última relación. Nos importa que conseguimos amar de nuevo y ser amados de nuevo.
Seguro que hemos recibido esas respuestas, y seguro que las hemos dado. Pero cuál ha sido el balance? Han recibido más que dado, o viceversa?
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